LA OPINIÓN DE TENERIFE, 25 de marzo de 2006
Una vida abrazada a la palabra
Juan Manuel García Ramos, premio Canarias, confiesa que "no podría vivir sin la literatura"
MAYTE MÉNDEZ / SANTA CRUZ DE TENERIFE
Sueña con un mundo más solidario, lleva grabado en el alma el poema de Jaime Gil de Biedma De vita beata y adornaría su existencia con las obras de Henry Moore y de Fernando Álamo. Pero Juan Manuel García Ramos, premio Canarias de Literatura 2006, coloca en un pedestal a la palabra, esa que asegura le ha dado la vida y sin la cual no podría vivir.
A la sombra de la catedral lagunera y mientras el sol se cuela curioso por las ventanas del Ateneo haciendo brillar más si cabe las pinturas de Massieu, Nazco, Álamo y Lecuona, el premio Canarias de Literatura 2006 Juan Manuel García Ramos no puede ocultar al entrar en esta casa del arte y la cultura su alegría por el galardón recibido, ya que éste es "el premio más importante" de su carrera. "Es el premio que te dan los paisanos y, por ello, me alegra que sea Canarias quien me otorgue su mayor distinción en el quehacer del trabajo de la palabra", reconoce García Ramos, que lleva más de 33 años abrazado a las palabras, esas en las que deposita sus miedos, sus fantasías, deseos o inquietudes a través de artículos periodísticos, ensayos o novelas.
Este premio es, reconoce el autor de El inglés, "la recompensa a una vida dedicada a las letras, a la fe que he depositado en la palabra". Y es que las palabras le han dado la vida, por lo que "no sabría vivir sin la literatura". Desde que era niño los libros lo atraparon en su universo infinito, primero a través de las hagiografías, los libros de viaje y las biografías (rebuscando en la memoria rescata de ella el entusiasmo que de niño le provocó la de Julio César) y después prosiguió su pasión literaria gracias al contacto con Juan Cruz, con quien compartió versos y letras en el instituto. Agradecido, "enormemente agradecido", a quienes apoyaron su candidatura a este premio y a quienes lo votaron, García Ramos afirma que "la literatura, en contra de lo que piensa mucha gente, es muy terapéutica porque escribir ayuda a superar momentos difíciles".
Por ello, no hay día que la pluma del periodista y escritor (que siempre lleva consigo un bolígrafo y un papel porque "cuando viene la inspiración hay que agarrarla por los cuernos") no dibuje con tinta una frase o una idea, palabras espontáneas que tal vez sean el germen de una historia o una novela. "A lo largo de mi vida he tomado muchas notas y en ellas dejo asentados algunos pensamientos que luego aprovecho", reconoce el que fuera fundador y director de la revista Liminar. En otras ocasiones sus escritos parten de "una simple imagen" como Malaquita (novela que publicó en 1980) que surgió cuando vio que una señora muy mayor y un joven cruzaban sus miradas.
"La palabra nos sirve para construir el mundo y para superar muchos de los tropiezos que tenemos. Las cosas cuando se viven a través de la palabra se viven más intensamente", añade el escritor quien sostiene que "vivir al lado de la palabra es como vivir dos vidas, la propia y la que uno deposita en los escritos". Junto a la que es su gran pasión, tiene la política. "Esa es mi esquizofrenia profesional y creo que ya está cerca el momento de renunciar. El nacionalismo ya se ha abierto camino y ya hay fuerzas políticas que lo han asumido y eso es importante", apunta el García Ramos político que confiesa que una de sus obsesiones es lograr que "estas Islas piensen por si mismas".
En medio de ese binomio política-literatura (mundos diametralmente distintos pero paralelos), García Ramos -que anhela que a su muerte lo respeten y lo recuerden "como alguien que tuvo una vida con sentido"- aparece la enseñanza (acaba de celebrar sus 30 años como profesor de Filología Española en la Universidad de La Laguna). Y es allí, desde su cátedra desde donde enseña a sus alumnos a "confiar en la palabra".
García Ramos prepara una novela sobre un guanche que en el siglo XV viaja a Venecia. "Quisiera describir la retina de un hombre que pasa del neolítico al más pleno Renacimiento", adelanta el escritor que rescataría del diccionario la palabra "pasión", que adora Cien años de soledad, que su deseo es ver feliz a su familia y a quien Lula y Lola (dos perritas que recogió de la calle) le "roban el alma".
Columnas de prensa. Temas de actualidad. Otro enfoque
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